Los astronautas pueden percibir los aromas que desprenden sus trajes, tras exponerse a ese ambiente 

El comienzo de la semana estuvo marcado por los homenajes a Yuri Gagarin, el cosmonauta soviético que el 12 de abril de 1961 confirmó, al convertirse en el primer ser humano en viajar al espacio exterior, que el cielo ya no sería nunca más el límite para nuestra especie.
Aunque a estas alturas el listado de personas que han salido de la Tierra suma más de 500, aún luchamos contra el hecho de que no estamos fabricados para ir al espacio.

Se necesita una compleja tecnología para superar los inconvenientes que se presentan durante un viaje de este tipo, como la posibilidad de respirar en el espacio. De hecho, la terrestre es la única atmósfera, descubierta hasta el momento, que permite a los humanos respirar.

Pese a ello, hay formas de saber qué olores hay allí afuera. En los viajes espaciales, al estar de regreso en la nave, por ejemplo, los astronautas pueden percibir los aromas que desprenden sus trajes y herramientas después de estar expuestos a ese ambiente.

Varios astronautas coinciden en que huelen a metal caliente, a humo de soldadura de soplete y, sí, a una parrillada que incluya una carne asada, aunque un tanto chamuscada.

La combinación de estos olores puede llegar a ser desagradable. Muchas veces, el hedor ha provocado náuseas y vómito en los técnicos en la Tierra.

Los responsables son los hidrocarburos policíclicos aromáticos (HPA), grandes moléculas basadas en el carbono e hidrógeno que se originan por la acumulación de hidrocarburos más pequeños.

En nuestro planeta es común encontrarlos en combustibles fósiles y son poco apreciados, pues se trata de contaminantes orgánicos que incluso salen por los exostos de los carros y en el humo del cigarrillo. En el universo, este tipo de moléculas se encuentran en el medio interestelar, en cometas y en meteoritos, y se sospecha que probablemente son componentes básicos en el origen de la vida.

Los HPA ‘flotan’ por el espacio libremente y se adhieren a los trajes de los astronautas durante los paseos espaciales. Pero en realidad allí afuera hay una gran cantidad de aromas muy diversos, como el olor a pólvora quemada que reportaron los tripulantes del Apolo 17 en su viaje a la Luna, o a ron, que tendría una nube de polvo cerca del centro de la galaxia, en donde se descubrió recientemente el formiato de etilo.

También hay que sumar la variedad de olores que tendrían las nubes moleculares (nebulosas), y entre los que pueden encontrarse desde el dulzón aroma del azúcar hasta el muy desagradable de huevo podrido, dado su alto contenido de azufre.

Pensar en los olores del universo es una forma diferente de experimentar nuestro contacto con él.

2 comentarios en «¿A qué huele el espacio?»
  1. Macrís jogou muito, tem um jogo rápido, ousado e cheio de variações,realmente um destaque, sempre comentei isso, quanto à vaga na seleção ela certamente merece uma oportunidade, porém ainda é jovem e um tanto insegura, quem sabe com o tempo. Outra que certamente merecia uma oportunidade é a Neneca, se destacou tanto quanto a Ellen se não mais e carregou Rio do Sul nas costas.

Los comentarios están cerrados.