EEUU descartó hoy la posibilidad de entrar en suspensión de pagos la próxima semana, al aprobarse en el Congreso un presupuesto para los próximos dos años y el aumento del techo de la deuda hasta marzo de 2017, tras un lustro de duros encontronazos presupuestarios entre el presidente, Barack Obama, y los republicanos.




Las cuentas fueron rubricadas por el Senado en una votación esta madrugada que se zanjó con 64 votos a favor y 35 votos en contra, después de que la Cámara de Representantes ya las hubiese aprobado el pasado miércoles con el apoyo de 266 congresistas y la oposición de otros 167.

Se da la circunstancia de que estos presupuestos, que simplificarán y previsiblemente agilizarán mucho el trabajo en Washington tras años de interminables discusiones, han sido aprobados con el respaldo de los demócratas (actualmente minoría en ambas cámaras) y el rechazo de gran parte de los republicanos (que controlan al completo el poder legislativo).

Tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado, los votos favorables surgieron del conjunto de los legisladores demócratas y de una parte de los conservadores, mientras que los votos en contra provinieron de la mayoría del Partido Republicano.

Se trata del último ejemplo de la fuerte división existente en el seno de la derecha estadounidense entre los moderados y representantes del «aparato» republicano y el resto de facciones, desde los ultraconservadores a los libertarios, defensores de reducir al máximo el gasto público y los impuestos.

Con los nuevos presupuestos aprobados por ambas cámaras, ya sólo falta para hacerlos efectivos la firma del presidente Barack Obama, un trámite que se dará con casi absoluta certeza, ya que las cuentas fueron acordadas antes de someterse a votación entre los líderes del Congreso y representantes de la Casa Blanca.

El Departamento del Tesoro había alertado de que si no aprobaba un nuevo aumento del techo de la deuda, que permitirá al Gobierno seguir tomando prestado dinero para pagar sus gastos operativos, se corría el riesgo de que EEUU entrase en suspensión de pagos la próxima semana.

El acuerdo también contempla un incremento del gasto doméstico y militar de 80.000 millones de dólares, a la vez que recortes a largo plazo en programas sociales como el sanitario Medicare para los ancianos, las prestaciones por discapacidad y la seguridad social.

El aumento del gasto debería evitar un cierre del Gobierno en diciembre, cuando vencerá la actual dotación de fondos para las agencias federales, y no repetir así una situación como la que se vivió en 2013, cuando la Administración se vio obligada a cerrar durante varias semanas precisamente por la falta de acuerdo presupuestario.

Aunque los 16 días de otoño de 2013 en los que el Gobierno permaneció cerrado fueron la máxima expresión de estos desacuerdos entre republicanos y demócratas, la amenaza de que ello ocurriese se produjo en muchas otras ocasiones durante los últimos años, alcanzando siempre pactos de última hora que muchas veces se limitaban a prolongar unos meses los presupuestos vigentes.

Las cuentas aprobadas hoy deberían eliminar, por lo menos durante los próximos dos años, este tipo de situaciones, lo que facilitaría mucho el trabajo al nuevo presidente de la Cámara de Representantes, el congresista republicano por Wisconsin y excandidato a vicepresidente Paul Ryan.

Ryan fue elegido por sus compañeros de bancada el jueves y asumirá el cargo a partir del lunes, tras la renuncia por sorpresa a finales de septiembre de quien ocupó el cargo durante los últimos años, John Boehner.

Boehner, congresista por Ohio, republicano moderado y uno de los máximos exponentes del «establishment» del partido, contaba con una feroz oposición por parte de gran parte de sus propios correligionarios, que la acusaban de ser una figura demasiado «pragmática» y poco fiel a los ideales más conservadores.

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