ILUSTRACIÓN - Podemos aplicar el rubor comenzando por el punto más alto del pómulo y extendiéndolo hacia la zona externa del rostro. Foto: Christin Klose/dpa-tmn

El rubor puede aplicarse con mucha más precisión cuando sonreímos,
porque eso hace que los rasgos faciales se posicionen de un modo en
el que las partes a ser maquilladas quedan de relieve.

El mejor modo es comenzar con el pincel en el punto más alto del
pómulo, que está debajo de la mitad del ojo. Desde ahí extendemos el
color hacia las sienes.

El rubor realza los rasgos y corrige la forma del rostro, aseguran
los expertos consultados. “Ya con aplicar sólo un poquito de color se
revive el aspecto y le da una luz mucho más juvenil”, aseguran.



Por lo general se aplica en la zona de las mejillas, pero también
puede utilizarse en el mentón, en la frente y debajo de las cejas.
Allí también puede tener efectos muy positivos a través de lo que se
conoce como “contouring”.



La cosmetóloga que consultamos dice, como consejo, que probemos poner
una pizca de rubor en la punta del mentón y otro poco en la frente
para sumar frescura a nuestro aspecto general.

En su opinión, aplicar un poco de color debajo de las cejas también
hace que los ojos parezcan más grandes y radiantes.

dpa

Quelle: Deutsche Presse-Agentur GmbH

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