Organizaciones civiles del país buscan tranquilizar a indocumentados que enfrentan el miedo de redadas y deportaciones pese a que muchos de ellos no hacen parte del reciente objetivo de las autoridades migratorias, que se centra en los centroamericanos llegados a partir de 2014.




Esta ola de temor llegó en medio de las polémicas redadas que iniciaron el pasado 2 de enero y se saldaron con la deportación de 121 inmigrantes indocumentados, en su mayoría centroamericanos, en Georgia, Carolina del Norte y Texas.

En Iowa, dirigentes comunitarios y religiosos coordinaron esfuerzos para combatir rumores, ya que se llegó a decir que empleados de una cierta empresa privada de televisión satelital eran en realidad agentes de inmigración.

Alejandro Alfaro Santiz, coordinador de proyectos de inmigración de la Iglesia Metodista Unida en Iowa, confirmó que la comunidad hispana en ese estado está «crecientemente temerosa» de las redadas, a pesar de que no hubo hasta el momento detenciones en esa región.

Mientras, en Maryland, autoridades de varios condados enviaron cartas abiertas a los latinos para pedirles calma tras detectar que un importante número de niños hispanos dejaron de asistir a clases ante temores infundados de redadas en escuelas.

En Colorado, un grupo de pastores hispanos se movilizó para preparar a las congregaciones en caso de que hubiese que ayudar a familias afectadas por deportaciones y para explicarles a los miembros de esas congregaciones qué hacer y qué no hacer en presencia de los agentes federales.

«Los agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) nunca deberían entrar en una iglesia o en un santuario con el propósito de buscar a inmigrantes indocumentados», dijo a Efe Fidel «Butch» Montoya, director de la Iniciativa Latina de Fe en Denver.

«Si eso sucediese, por favor llamen inmediatamente al pastor o al supervisor de la iglesia para tomar las medidas necesarias para evitar que agentes del gobierno ingresen a un lugar de adoración», agregó.

En Nuevo México, activistas locales también organizaron talleres para educar a los inmigrantes sobre sus derechos y para compartir sugerencias sobre cómo preparar a las familias sobre eventuales arrestos o deportaciones.

Erica Johnson, de las oficinas de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en Iowa, pidió que las familias con personas en distinta situación inmigratoria busquen inmediatamente asesoría legal «para prepararse y mantenerse informados».

Además, el Centro de Igualdad y Derechos (CID), en Albuquerque, Nuevo México, y la Red Fronteriza por los Derechos Humanos, en el sur de ese estado, iniciaron por separado talleres enfocados en ayudar a mujeres centroamericanas y sus familias, a pesar de que «no ha habido un aumento de las actividades de ICE» en Nuevo México, según Rachel Lazar, de CID.

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