Pedro Almodóvar, que cree que algunas de sus películas son propiamente manchegas y que pensaba que no se entenderían más allá de su pueblo, entró este martes en la senda del Luis Buñuel. Sus películas no sólo se entienden más allá de España, sino que provocan profunda admiración en la cumbre de la modernidad.

El MoMa de Nueva York ha abierto una retrospectiva, que incluye las 20 películas firmadas por Almodóvar. “Julieta”, la última producción, abrió este ciclo que revisará su producción desde aquella lejana “Pepi, Luci, Boom…”.

El museo de arte moderno no queda lejos de la Torre Trump, en la Quinta Avenida. “He pasado hoy por ahí, bueno, he mal pasado”, dijo. Se ha asombrado que Audrey Hepburn no podría entrar a comprar a Tiffany’s”, por el tremendo despliegue de vigilancia.

Si cuando vino en septiembre, al festival del cine de Nueva York, donde se pasó su Julieta por primera vez (se estrena en Estados Unidos en diciembre), arrancando su campaña en ruta hacia los Oscar, Almodóvar apostó por Hillary Clinton, algo que, reconoció, meses atrás le habría parecido imposible, este vez se mostró perplejo por la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales.

“Va a dar mucho material a los humoristas, pero lo vamos a sufrir todos”, afirmó. Tras una pausa, el autor de Matador consideró que Trump “me inspiraría una película de catástrofes”. Más leña: “Es uno de esos personajes que no parecen verosímiles en la vida real, sería un gran personaje de ficción, pero debería quedarse ahí, en la ficción. Tener que soportarlo es una desgracia enorme”.