Cuando el presidente Donald Trump nombró al entonces senador por Alabama, Jeff Sessions, como nuevo fiscal general, nadie imaginó que diez meses después un demócrata ganaría las elecciones para ocupar su puesto en la Cámara Alta.

Doug Jones, un exfiscal del Gobierno de Bill Clinton, obtuvo un 49.9% (670,551 votos) en Alabama, por un 48.4% (649,240 votos) de Roy Moore, el ultraconservador que ganó por sorpresa las primarias republicanas y, una vez proclamado candidato, fue acusado de abusos sexuales por ocho mujeres.

Los supuestos abusos, que el republicano negó, habrían ocurrido en la década de 1970, cuando algunas de estas mujeres eran menores de edad y Moore ya transitaba la treintena.

Arropado por el exestratega jefe de la Casa Blanca, Steve Bannon, Moore decidió seguir en la contienda en un momento en el que las acusaciones de abuso sexual sacudían Hollywood y el Congreso, terminando con la carrera de casi medio centenar de productores, congresistas, actores y periodistas.

Aunque en un principio recibió el rechazo de los republicanos de tendencia moderada de Washington, que incluso amenazaron con expulsarlo del Senado si llegaba a ganar las elecciones, Trump decidió apoyarlo ante la frágil mayoría (52 a 48) que su partido mantenía en la Cámara Alta.

Este estrecho margen, que con la victoria de Jones queda 51 a 49, ya impidió a Trump derogar el Obamacare y obligó a que el vicepresidente, Mike Pence, tuviera que acudir a la Cámara Alta para deshacer empates a 50 en seis ocasiones.

Aunque no pisó Alabama, Trump pidió activamente el voto por Moore a través de Twitter, con llamadas telefónica, asó como en un mitin el pasado viernes en una ciudad de Florida.

Moore, por su lado, creyó que sus postulados ultraconservadores, como que la conducta homosexual debería ser ilegal o una interpretación bíblica de la Constitución, bastarían para ganar en la misma Alabama rural y evangélica en la que Trump le sacó 28 puntos a la demócrata Hillary Clinton hace un año.

De hecho, ningún demócrata ganaba un puesto al Senado por Alabama desde que lo hiciera Howell Heflin en 1990, hace 27 años.

A pesar de la dura derrota para su partido, Trump se mostró confiado en que en un futuro la gente de Alabama volverá a apoyar a su partido.

«La gente en Alabama es fantástica, y los republicanos tendrán otra oportunidad para este puesto en muy poco tiempo», añadió el presidente, al mismo tiempo que lamentó los cerca de 23,000 votos (1.7%) que los electores depositaron para candidatos que no participaron en la contienda a través del método ‘write-in’.

Muchos de esos ‘write-in’ se atribuyen a Luther Strange, el republicano que cayó ante Moore en las primarias y al que apoyaba el aparato del partido y también, en su momento, Trump, que hoy recibió su mayor revés electoral desde que está en la Casa Blanca.

A diferencia de Trump, Moore no reconoció su derrota ante sus decepcionados seguidores en Alabama, dijo que la elección no ha terminado, instó al estado a realizar un recuento y añadió que Dios tiene siempre el control.