Arranca la nueva temporada y con ella toca renovar el armario. ¿Qué se queda y qué entra? Las pasarelas de París, Londres y Nueva York dictan los «must» que no debes pasar por alto. 




La nueva temporada está a la vuelta de la esquina y, con ella, toca cambio de armario. Las pasarelas de Nueva York, París y Londres ya han dictado sentencia pero… ¿Qué prendas se quedan y cuales se marchan? Este decálogo de tendencias te cuenta qué prendas y accesorios no pueden faltar los próximos meses en tu armario, para ir a la última.

 ‘Seventies’.

La agitada década de los setenta vuelve con su música, su desenfreno y su estética.  En versión hippy, con botas altas y vaporosos vestidos estampados, o en clave sofisticada, el estilo de Studio 54 se muestra  como la tendencia más fuerte de las pasarelas, gracias a las colecciones de Louis Vuitton, Prada y Dior.
Prendas clave: consigue un “look” boho con un vestido de flores hasta los pies, acompañado por botas altas y melena al viento, y cámbialo por la noche por la combinación botines, falda de cuero ajustada y camisa con detalles metalizados.

 Abrigo XXXL. 
Con la llegada del frío en el hemisferio norte el cuerpo necesita cubrirse con texturas cálidas. El abrigo, en infinidad estilos, alarga su corte a ras de suelo para convertirse en la prenda comodín: confeccionados en tweed, cachemir o piel vuelta, esta prenda es la perfecta aliada de una minifalda, un traje de chaqueta pantalón o un sofisticado vestido de noche, al que se quiere dar un toque sobrio. Todo vale cuando el objetivo es conjugar el verbo abrigar.

 Lejano Oriente. 
Anna Wintour -editora de Vogue USA- es más poderosa que cualquier diseñador. Por eso, la gala del MET,  que da inicio a la exposición de moda anual del Instituto del Vestido del Museo Metropolitano de Arte de la ciudad de Nueva York y que Wintour organiza personalmente cada año, se ha convertido en una pasarela más, y en su última edición, dedicada a China, ha dado mucho juego.
Cuellos mao, tonos rojo carmín, amarillo crisantemo y azul pavo real, acompañado por bordados venidos del lejano oriente, trasportarán nuestro fondo de armario a un universo plagado de dragones, motivos florares y ojos rasgados.

 Vuelta al cole. 
La clásica falda tableada se reinventa esta temporada con una interpretación más sensual y revitalizada. En clave lady y largo midi, las tablas se desestructuran, juegan efectos ópticos, trampantojos y binomios de color, que se revelan al andar y conquistan, según las propuestas de Marc Jacobs, Valentino o Dior.

 Carta de color. 
Frente al sobrio negro y azul oscuro que marca los tonos invernales, los próximos meses el armario virará hacia tonos vibrantes, como el naranja teja y el mostaza.
El tono terracota de ladrillos, tejados y campos de cultivo tiñe vestidos, abrigos y accesorios, mientras que el amarillo se declina en su tonalidad más apagada, para poner la nota de color de las noches. Vestidos vaporosos como los de Roberto Cavalli: sofisticados trajes cóctel creados por Prada; o futuristas monos serán las propuestas más arriesgadas del armario.

 Punto. 
Tras una época marcada por el futurismo, la estética campestre, el sello “handmade” y el estilo folk han conseguido encontrar su hueco en el armario. Las agujas de tejer se vuelven a poner en funcionamiento con una estética más moderna, que incluye pantalones “jogger” o vestidos de noche, que ganan en sofisticación y estilo, gracias a nuevas texturas, como el brillo del lurex o los abalorios de metacrilato. Desde Victoria Beckham a Michael Kors, muchos son los creadores se apuntan a esta tendencia.

Mirar por un agujero. 
El arte del troquelado -perforar una tela como si fuera una impresión-, ha cautivado a la pasarela. Círculos, estrellas, cuadrados y formas abstractas se abren paso en las telas para aportar un toque de sensualidad y descaro. Una opción para cada gusto, desde la sofisticada interpretación de Elie Saab a la sobriedad de Mugler, el armario agradecerá una prenda troquelada, con la que podamos jugar, a mirar y ser istos.

Los años 80. 
Todo vuelve y la extravagancia de la década de los ochenta del siglo XX también. Los excesos de la década con sus colores chillones, sus patrones desmesurados, de grandes hombreras y pantalones anchos, vuelven a la pasarela con más fuerza que nunca.
De J.W. Anderson a Moschino, pasando por Loewe, grandes cinturones, botines, estampados geométricos y tonos chillones, harán por destacar entre del resto de fondo de armario.

Sporty.
Los “joggers” han sido la prenda estrella de las dos últimas temporadas. La próxima no será menos. Su comodidad y las muchas posibilidades que las firmas han mostrado sobre el escenario, permiten a esta prenda aparecer, tanto por el día, acompañada por camisa y accesorios sobrios, como por la noche, conjuntada con un top de lentejuelas.

A la cama. 

La relajación de los códigos de vestimenta ha conseguido que el pijama, el batín y la camisón salgan de su reclusión y se suban a la pasarela. Tejidos suaves y ligeros como el satén; patrones holgados, cómodos y amplios; se despojan de su carácter nocturno y brillan con encajes y ribetes, a la luz del sol.