Washington, 10 ago (EFE).- Estados Unidos registró un aumento del 40 % de los casos de COVID-19 en niños en las dos últimas semanas de julio, con algo más de 97.000 nuevas infecciones, según un estudio de la Academia Estadounidense de Pediatría, que pone de relieve el riesgo que supone la reapertura de las escuelas a partir de este mes.
Entre el 16 y el 30 de julio, los casos entre personas de corta edad pasó de 241.904 a 338.982 en todo Estados Unidos, lo que supone una aceleración en el ritmo de contagio entre menores y jóvenes, grupos de población que hasta ahora han tenido una menor incidencia de la enfermedad.
El estudio analiza datos de estados que en su mayoría definen como niños a los menores de 17 o 19 años, aunque Florida, uno de los estados más afectados por la pandemia, sitúa esta clasificación en los menores de 14 años y Alabama en todos los menores de 24 años.
Según el informe, realizado conjuntamente con la Asociación de Hospitales Infantiles en 49 estados, el Distrito de Columbia y Puerto Rico, el índice de infecciones entre los más jóvenes fue de 447 casos por cada 100.000 habitantes y representan el 9 % de todos los casos de COVID-19 detectados en la segunda mitad de julio.
El 70 % de las nuevas infecciones se dieron en estados del sur y el oeste de Estados Unidos, donde las infecciones han vuelto a repuntar, con Misuri, Oklahoma, Alaska, Nevada, Idaho y Nevada a la cabeza de los porcentajes más altos de incremento.
El 40 % de las nuevas infecciones se dio entre latinos, el 33 % entre negros y el 13 % en blancos, según indica el informe.
Un total de 20 personas de corta edad fallecieron en EE.UU. en las dos últimas semanas de julio, con casi 600 hospitalizaciones.
En general, los niños que se contagian con el nuevo coronavirus muestran síntomas menos graves que los adultos.
El informe llega cuando algunas escuelas han comenzado a reabrir con clases presenciales y poco antes de que en septiembre los grandes distritos escolares como Nueva York o Los Ángeles comiencen el año escolar.
Estados Unidos, el país del mundo más afectado por la pandemia, supera ya los 5 millones de casos y las 163.000 muertes por la COVID-19.