Un programa de entrenamiento informático intensivo con videojuegos ayudó a mejorar la memoria y otras habilidades cognitivas en niños supervivientes de cáncer, según un estudio publicado en el último número de la revista «Journal of Clinical Oncology» recién publicado.
El estudio liderado por investigadores del hospital infantil St. Jude Children’s Research Hospital, con sede en la ciudad de San Francisco (California), podría revolucionar la gestión de los efectos secundarios de los tratamientos contra el cáncer.
Los investigadores descubrieron mejoras significativas en la memoria, la atención y la capacidad de procesar información en los supervivientes de cáncer que completaron entre 20 y 30 sesiones de entrenamiento con videojuegos.
Las sesiones, de entre 30 y 45 minutos, incluyeron ejercicios visuales y verbales presentados como juegos pero cuyo objetivo final era mejorar la memoria de los pequeños.
Los beneficios del programa de entrenamiento son comparables a los obtenidos mediante el uso de fármacos, según los investigadores.
Los 30 supervivientes que completaron el programa lograron que el desempeño de su memoria y atención se situase en niveles normales.
Las enfermeras del hospital indicaron también que se registró una mejora significativa en la función ejecutiva de los supervivientes, que incluye aspectos como la planificación y la capacidad de abordar múltiples tareas al mismo tiempo.
«Los resultados sugieren que el entrenamiento informático puede ayudar a llenar un vacío en la gestión de los efectos sobre la habilidad cognitiva que tienen un impacto en la calidad de vida de los supervivientes de cáncer y que incluyen la probabilidad de que éstos completen sus estudios y vivan de forma independiente», afirmó la principal autora del estudio, Heather Conklin.
El estudio contó con la participación de 68 niños supervivientes de cáncer que recibieron radiación craneal, quimioterapia intratecal o ambos para el tratamiento de leucemia o tumores cerebrales.
La quimioterapia intratecal se administra para reducir el tumor o erradicar las células cancerígenas de la espina dorsal o el cerebro.
Ese tipo de terapias aumentan el riesgo de una menor habilidad cognitiva, que reduce el desempeño escolar, laboral y social.
Los participantes en el estudio tienen entre 8 y 16 años, completaron el tratamiento contra el cáncer y llevan al menos un año en remisión.
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