La Agencia para el Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA) anunció este jueves que no reclasificará la marihuana y la mantendrá como una droga ilegal. La decisión, que supone un fuerte revés para los partidarios de una legislación menos estricta, viene acompañada de medidas que abren la puerta a nuevas investigaciones sobre la yerba.
La marihuana mantendrá su calificación como droga de «Lista 1», lo que la coloca junto a otras como la heroína o el LSD y por encima de otras como la cocaína. De esta manera, seguirá siendo considerada como una sustancia «sin un uso médico actualmente aceptado y con un alto potencial de abuso».
La agencia fundamenta su resolución en que «no hay estudios profundos y bien realizados que demuestren la eficacia» de la medicina y «la evidencia científica no está comprobada ampliamente».
Chuck Rosenberg, jefe de la DEA, sostuvo que la prohibición se mantiene ante «falta de seguridad para su uso bajo supervisión médica».
Sin embargo, al mismo tiempo que realiza este anuncio, la agencia va a permitir nuevos estudios de los químicos de la planta para conocer mejor los efectos sobre el tratamiento del dolor crónico, según anunció The New York Times. Esta nueva medida permitirá que los investigadores cuenten con mayores cantidades de marihuana para poder avanzar en sus estudios.
Limitaciones
Hasta el momento, la Universidad de Mississippi es la única institución en territorio estadounidense a la que se le permite cultivar marihuana para poder estudiar sus propiedades. Esta limitación supone que los científicos tarden a veces años en obtener la yerba para avanzar en las investigaciones, según recoge el Times.
En EEUU hay 25 estados que ya han aprobado el uso de la marihuana medicinal en pacientes con algunas enfermedades como el lupus, el alzheimer, o el párkinson, entre otras. Cuatro estados (Colorado, Alaska, Washington y Oregón) han permitido además el uso recreativo de la marihuana.
La decisión de la DEA supone un revés para los partidarios de la legalización del uso medicinal de la marihuana, que en los últimos años han lanzado fuertes campañas a favor de su legalización, incluso a través de referendos en las elecciones. En noviembre, varios estados, como Arizona, California, Massachusetts, Maine y Nevada, votarán por la legalización.
Pese a que la agencia antidrogas ya no realiza redadas en dispensarios donde las leyes estatales permiten su uso medicinal, sigue sosteniendo que la ley federal es la que aplica, por lo que se reservan la potestad de realizar decomisos, si así lo cree conveniente.
«La decisión de la DEA va en contra de la ciencia objetiva y una abrumadora opinión pública», lamentó Aaron Smith, jefe de la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis, citado por AFP.
A principios de año, la DEA dejó abirta la puerta a sacar la marihuana de la lista de drogas más peligrosas. Sin embargo, al final decidió mantener su posición.
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