Jim Thompson, un fiel votante republicano de Dakota del Sur, está listo para dejar el partido con la esperanza de que un éxodo de partidarios del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, como él, castigue al político preeminente del estado, el senador John Thune, por desafiar al expresidente.
Thompson, un locutor retirado, vio los llamados de Trump a sus simpatizantes a ir Washington para evitar que el Congreso certificara la victoria electoral de Joe Biden, lo que resultó en un letal asalto al Capitolio el 6 de enero.
Pero mientras el Congreso intenta responsabilizar a Trump por sus acciones, Thompson ve una agenda para desterrar al expresidente de la política y devolver el partido a figuras del establishment como Thune, el segundo líder republicano en el Senado.
“Estábamos cansados de la forma en que iban las cosas, estábamos cansados de la politiquería y los discursos de siempre”, dijo Thompson.
Thune fue uno de los republicanos que condenó la insurrección en el Capitolio, calificándola de “horrorosa” y prometiendo “pedir cuentas a los responsables”.
Pero como la mayoría de sus colegas republicanos, el senador dijo la semana pasada que no estaba hablando de Donald Trump.
A excepción de cinco senadores republicanos, todos votaron en contra de llevar a cabo un juicio político al expresidente. Si bien sus votos no fueron suficientes para detener el proceso, fue un marcado contraste con los pedidos anteriores de castigar a Trump.