• La compañía de los iPhone tiene abiertos tres frentes y su imagen se ha visto dañada su imagen público más que nunca

Apple es la compañía que produce alguno de los gadgets favoritos de medio mundo, empezando por el iPhone, símbolo aún hoy de la industria de los smartphones. Pero eso no significa que las tenga todas en su favor, como bien ha demostrado la concatenación de malas noticias de las últimas semanas.

La compañía dirigida por Tim Cook despidió 2017 con una polémica importante: sí, resulta que Apple ralentiza los iPhone mediante actualizaciones cuando la batería de los teléfonos no rinde como es debido. Los detalles técnicos son complejos, pero en resumen, cuando la batería inevitablemente se degrada por el uso, el móvil está preparado gracias a su software para funcionar más lentamente.

Según Apple, esto sirve para que no haya apagones imprevistos, la batería no se degrade aún más rápido y para que no haya problemas derivados de unas células de energía en mal estado. En otras palabras, explosiones o quemaduras o filtraciones.

Todo esto tiene sentido, y hasta podría defenderse desde cierto punto de vista, de no ser porque el usuario final no sabía esto hasta que a la compañía no le quedó más remedio que confirmarlo tras ser expuesta públicamente por varios expertos y usuarios de reddit, una popularísima web/foro/red social de EEUU. Tras años de sospechas por parte de los consumidores y la prensa, ahora era oficial.

Apple reaccionó rápidamente explicando en detalle el error y ofreciendo una sustancial rebaja en el cambio de batería de los iPhone afectados durante todo 2018: de 69 euros a 29 euros. Sin embargo, en esto también metieron un poco la pata, pues en principio sólo cambiarán el componente a aquellos teléfonos que no superaran los análisis de los técnicos de la compañía. Poco después, tuvieron que dar marcha atrás y garantizar que cambiarían al batería a cualquier usuario que así lo deseara, al margen del estado de su batería.

Esto podría haber quedado en un mal trago para la compañía, pero ahora parece que la justifica tomará cartas en el asunto. Primero ha sido Francia. La fiscalía francesa investiga si la multinacional estadounidense ha cometido fraude por la manipulación de las baterías de los iPhone. Y poco después, FACUA ha presentado una denuncia ante la fiscalía española por la misma razón.

En estos momentos, no está claro si Apple puede haber incurrido en una ilegalidad al modificar sin avisar los móviles de sus consumidores, pero lo que sí está claro es que muchos usuarios han unido esta decisión a una obsolescencia programa de los dispositivos con el fin de que el usuario vuelva a pasar por caja antes de lo previsto.

Según FACUA, «Apple podría haber incurrido, entre otros, en uno de los delitos contra los consumidores tipificados en los artículos 278 a 286 del Código Penal y en el nuevo delito de sabotaje informático, incorporado tras su reforma de 2015 a través de los artículos 264 y 265.»

Dada la particular denuncia, las consecuencias para Apple no están del todo claras. Se trata de una denuncia interpuesta contra una persona fiscal, lo que es poco habitual y en España sólo hay un puñado de casos. Los más recientes, fueron los procedimientos abiertos contra Volkswagen por la manipulación de las mediciones de contaminantes en sus coches y contra Iberdrola por inflar la tarifa eléctrica a sus clientes en 2013.

Junto con Francia y España, en Estados Unidos también se han presentado 10 demandas colectivas de usuarios que piden una compensación. En Israel y en Corea del Sur se están dando acciones legales similares.

De momento, las instituciones estadounidenses no se han pronunciado sobre esta polémica, pero el senador John Thune, del comité de Comercio, Ciencia y Transporte, quiere que Apple responda a más preguntas sobre cómo ralentizan los teléfonos y si tienen la intención de seguir haciéndolo con futuros modelos.

Por si todo esto fuera poco, Apple también ha sido multada en Reino Unido esta misma semana. La HMRC, la hacienda del Reino Unido, ha exigido más de 154 millones de euros en impuestos a la multinacional. Esta medida no se ha tomado a la ligera: tras años de investigaciones, el fisco británico ha cerrado un acuerdo con Apple Europe de modo que se pague esta cifra como un «ajuste sobre el impuesto de sociedades» de la compañía hasta septiembre de 2015.

Pese a lo impactante de la cifra, no es nada si se compara con los 13.000 millones que aún exige la Comisión Europea a la multinacional por las ayudas fiscales concedidas en Irlanda (donde tiene su sede fiscal Apple) y que el Tribunal Europeo declaró ilegales en 2016.

Esto, de momento, no parece que se vaya a resolver en el primer año de 2018, pues hasta EEUU ha interpelado a la Unión para que no se castigue con semejante cantidad a una de sus empresas más importantes en el mundo.

Nada de esto tiene que ver con la calidad de los productos de Apple, incluso si el reciente descubrimiento de las vulnerabilidades Spectre y Meltdown dejan en entre dicho la seguridad de sus componentes. Dado que esto es algo común a prácticamente cualquier dispositivo moderno, no se le puede reprochar exclusivamente a la manzana, pero es un daño más que se suma a otros golpes más específicos que ha recibido nada más comenzar 2018.

Dado que es una de las grandes compañías tecnológicas, muchos problemas más debe tener Apple para recibir un daño que realmente afecte a su volumen de negocio, pero está claro que la cuesta de enero está siendo especialmente empinada para los de Cupertino.