Washington, 27 ago (EFE).- El Gobierno de Estados Unidos, el país más afectado por la pandemia de coronavirus, ha comprado 150 millones de tests rápidos de COVID-19 a la farmacéutica Abbott, después de la polémica generada esta semana por el cambio de recomendaciones de las autoridades para hacerse las pruebas.
La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, informó en un comunicado de «la compra y producción de 150 millones de tests rápidos para ser distribuidos en el país».
«En marzo el presidente Donald Trump instó al desarrollo de un test de bajo coste y de confianza en el punto de atención. Para cumplir esta promesa, la Administración se ha asociado con los laboratorios Abbott para producir las pruebas Abbott BinaxNow, de bajo coste y fáciles de usar», dijo McEnany.
La portavoz recordó que la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, en inglés) ha autorizado por la vía de urgencia este tipo de test y que espera que se produzcan unos 50 millones de pruebas al mes.
Abbott reveló ayer que el test se venderá por 5 dólares y destacó que se trata de una prueba del tamaño de una tarjeta de crédito, que ofrece resultados en 15 minutos.


La farmacéutica ha desarrollado también una aplicación para teléfonos móviles, sin ningún cargo, que permite mostrar y almacenar los resultados obtenidos «a través de un proveedor de atención médica», cuando se vaya a lugares que requieran hacerse la prueba para poder entrar.
La Casa Blanca hizo este anuncio coincidiendo con la controversia desencadenada esta semana, después de que los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) modificaran sus recomendaciones y sugirieran que la gente que haya podido verse expuesta al coronavirus no tiene por qué necesitar el test si no presentan síntomas.
Este cambio ha alarmado a los expertos, que sostienen que el 40 % de las personas con COVID-19 son asintomáticas, con lo que esta recomendación podría hacer peligrar los esfuerzos de rastreo de contacto para contener la pandemia.
Anthony Fauci, el principal epidemiólogo del Gobierno, señaló el miércoles que él estaba siendo operado quirúrgicamente cuando el grupo de trabajo de la Casa Blanca, al que él pertenece, analizó el cambio en las recomendaciones de los CDC con respecto a las pruebas.
«Estaba bajo anestesia general en el quirófano y no estuve en la discusión o deliberación sobre las nuevas recomendaciones para los tests», dijo Fauci a la cadena CNN, al tiempo que se manifestó preocupado ante la posibilidad de que la gente acabe pensado que el contagio por asintomáticos no sea motivo de inquietud.


«De hecho, lo es», subrayó.
Por su parte, el director de los CDC, Robert Redfield, matizó este jueves que las personas que hayan tenido un contacto cercano con casos confirmados de COVID-19 «puede que sean consideradas» para que se hagan el test.
Según los datos de la Universidad Johns Hopkins, hay más de 5,8 millones de personas contagiadas en EE.UU. y más de 180.500 muertos.