El lunes se cumplen 46 años de la Masacre de Greensboro. En 1979, miembros del Ku Klux Klan y del American Nazi Party abrieron fuego durante una protesta, matando a cinco personas.
Los miembros del Communist Workers Party se habían reunido en Greensboro para manifestarse, pero la protesta terminó en violencia cuando el KKK y el Partido Nazi los atacaron.
“Muchos estaban muertos o agonizando”, dijo Joyce Hobson Johnson, viuda del líder de derechos civiles el reverendo Nelson Johnson. “Diez personas más resultaron heridas, incluido mi esposo, que fue apuñalado por un nazi.”
El reverendo Johnson dedicó su vida a luchar por la justicia y la rendición de cuentas. La masacre dejó una herida física y emocional no solo en su familia, sino en muchas otras.
Otra testigo del hecho, Willena Cannon, relató: “Nos quedamos junto a Jim [Waller] hasta que dio su último suspiro”. Para quienes sobrevivieron, el trauma persiste décadas después: “Hubo momentos en que me despertaba sin saber que ya no estaba en ese lugar y realmente gritaba o algo así. Eso pasó por cerca de seis meses, de vez en cuando”.
Su hija, Imani Sudderth, tenía solo seis años cuando presenció todo.
El suceso motivó eventualmente una moción del Greensboro City Council para emitir una disculpa formal por las circunstancias que rodearon ese crimen de odio. Como dijo Johnson: “Debemos recordar esta historia, lo cruda y brutal que fue. Pero más que eso, lo que decidimos hacer para convertir una tragedia en un triunfo para el pueblo.”
Aunque muchos de los que vivieron esos hechos aceptan la disculpa de la ciudad, afirman que la violencia que ocurrió nunca podrá ser perdonada.
