Washington.-La todavía ausente reforma migratoria será uno de los temas centrales del debate electoral que atravesará en los próximos meses el país con vistas a las presidenciales de 2016, asunto fundamental para los hispanos, minoría cuyo voto es decisivo para llegar a la Casa Blanca.

Más de once millones de personas repartidas por toda la geografía estadounidense se encuentran en situación ilegal; sin embargo, la mayoría de ellos cuentan con una vida establecida y contribuyen a la economía del país, aunque siempre con el miedo de acabar deportados a sus lugares de origen por las autoridades migratorias.

Tanto republicanos como demócratas reconocen la necesidad de crear un marco legal que solvente las carencias del actual sistema migratorio; sin embargo, pese a las promesas del actual presidente, Barack Obama, y de ciertos sectores del Capitolio, la esperada reforma no ha logrado salir airosa en el Congreso.

En las últimas elecciones legislativas del pasado noviembre, hasta 25 millones de latinos tenían derecho al voto, una cifra que sigue subiendo con el paso del tiempo y cuyo peso en los resultados de 2016 es innegable.

Consciente de ello, la candidata favorita entre los demócratas, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, aprovechó la festividad mexicana del 5 de mayo para delinear esta semana sus proyectos en materia de inmigración, un discurso que sorprendió a muchos por la apuesta ferviente que hizo por dotar a esos 11 millones de personas de un camino a la ciudadanía.

En un encuentro con jóvenes estudiantes inmigrantes en el instituto Rancho de Las Vegas (Nevada), Clinton prometió a los jóvenes indocumentados que luchará para sacar adelante una reforma migratoria integral «total e igualitaria» que contemple un camino a la ciudadanía para ellos y sus familias en todo el país.

Además, Clinton propuso extender el número de personas que podrían obtener permisos de trabajo a través de acciones ejecutivas de alivio migratorio, entre ellas los padres de niños indocumentados que se criaron y estudiaron en el país.

Así, la ya aspirante a la candidatura demócrata plantea ampliar las acciones ejecutivas que implantó Obama el pasado noviembre, que pretenden evitar las deportaciones de aquellos jóvenes indocumentados que llegaron de pequeños al país y las de los padres sin papeles cuyos hijos tengan ciudadanía o permiso de residencia.

Clinton, que se ha adelantado a cualquier otro aspirante en explicar su postura al respecto, no perdió la ocasión para arremeter contra los republicanos, quienes además bloquearon un proyecto bipartidista en la Cámara baja durante casi dos años que hubiera resuelto el problema.

«Cuando estos (los candidatos en las primarias del Partido Republicano) hablan de ‘estatus legal’, a lo que se refieren es a ‘estatus de segunda clase'», apuntó Clinton en referencia al exgobernador de Florida Jeb Bush, cuyo nombre se encuentra entre los favoritos si decide lanzarse a la carrera por la candidatura republicana.

Bush, de esposa mexicana y con un completo dominio del español, ha sido siempre defensor de una reforma migratoria, pero ante las perspectivas de las primarias podría moderar más su discurso para contentar al núcleo más conservador de su partido, clave para escoger a su candidato a la Casa Blanca.

No está claro hasta qué punto la distinción entre ciudadanía y legalización importa a los votantes hispanos, ya que para muchos la prioridad es simplemente evitar la deportación.

La retórica de los candidatos del Partido Republicano refleja un amplio apoyo a permitir que esos inmigrantes se queden, pero solo Bush se dirige directamente y sin miedo a esa búsqueda de la reforma, aludiendo en la mayoría de sus intervenciones a esos «11 millones de personas que deben salir de las sombras».

Sin ir más lejos, la semana pasada aseguró durante un discurso en la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano que los indocumentados deberían lograr «un estatus legal», y también estar obligados a pagar impuestos, trabajar y no recibir beneficios del gobierno para responder a su entrada ilegal al país.

Los asesores de Bush, quien además ha vivido en países como Venezuela o Puerto Rico, ven los comentarios de Clinton como una crítica directa y una señal de que los demócratas están preocupados por la pérdida de votos hispanos si su candidatura llega a buen puerto.

No obstante, está por ver hasta qué punto los republicanos pueden contener el debate migratorio durante sus primarias, un aspecto que puede resultar espinoso por tener que mandar un mensaje contradictorio: primero muy moderado para contentar a las bases, y luego prometedor, para alcanzar a los hispanos.

Y es que casi cuatro años después, en el país casi nadie olvida todavía el comentario durante las primarias del que fuera candidato en 2012 por los conservadores, Mitt Romney, quien instó a los inmigrantes a la «autodeportación»: aquel noviembre Obama se hizo con el 71 % del voto latino, y así, de su mano, con la reelección. EFEUSA

2 comentarios en «La inmigración, inevitable centro de debate en las elecciones de 2016»
  1. Tout à fait, j’ai mal tourné ma phrase. L’idée est que transmettre une adresse et un lien avec un soft simple à downloader et utiliser est autrement plus accessible que GPG ou autre système de communication sécurisée.

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