El senador Bernie Sanders ofreció este martes un apasionado discurso para dejar claro que Hillary Clinton, y no el republicano Donald Trump, «debe ser» la próxima presidenta de EE.UU., en el inicio de una Convención Demócrata en la que la primera dama, Michelle Obama, conmovió con su intervención.
La convención se inauguró en Filadelfia en medio de la polémica por la filtración de unos correos del Comité Nacional Demócrata (DNC) que han revelado estrategias del partido para debilitar la campaña de Sanders en favor de la ex secretaria de Estado, volviendo a mostrar las divisiones internas que ya se vieron durante el largo proceso de primarias.
Pero tanto Sanders como la primera dama, estrellas indiscutibles del primer día de la convención, salieron al escenario con un mensaje muy claro: los estadounidenses no pueden permitir que Trump gane las elecciones presidenciales de noviembre y, para lograrlo, los demócratas deben estar unidos en el apoyo a Clinton. «Necesitamos un liderazgo que nos una y nos haga más fuertes, no un liderazgo que insulta a los latinos, a los mexicanos, a los musulmanes, a las mujeres, a los afroamericanos, a los veteranos y enfermos para dividirnos. Por eso, Clinton debe ser la presidenta de EE.UU.», destacó Sanders en su intervención.
«Estas elecciones se tratan y deben tratarse de las necesidades de los estadounidenses y del futuro que creamos para nuestros hijos y nuestros nietos», subrayó el senador, al que votaron 13 millones de personas en el proceso de primarias y que fue interrumpido sin cesar por los aplausos de sus seguidores.
Muy parecido argumento empleó Michelle Obama en su emotivo discurso, en el que dijo que en noviembre está en juego decidir «quién tendrá el poder para dar forma» a las vidas de todos los niños estadounidenses. Al declarar su apoyo a Clinton, Michelle Obama destacó, con la voz quebrada por la emoción, que gracias a ella sus dos hijas «dan por hecho» que una mujer puede ser la próxima presidenta de EEUU. «No permitan que nadie les diga que este país no es grande (…) Este país ya es el más grande del mundo», enfatizó, entre aplausos, al referirse al lema de campaña de Trump, que promete «hacer a Estados Unidos grande de nuevo».
Sobre Clinton, que saldrá de esta convención como la primera mujer que aspira a la Presidencia por uno de los dos grandes partidos del país, Michelle Obama destacó que no se amedrenta ante la presión y «no se detiene ante nada».
Otro de los discursos más esperados de la noche era el de la senadora Elizabeth Warren, símbolo del ala más progresista de los demócratas, aunque finalmente su intervención no fue tan aclamada como las de Sanders y la primera dama. Warren advirtió a Trump de que «este noviembre los estadounidenses irán tras él» para dejarle claro que un «hombre así no puede ser nunca presidente de Estados Unidos», al acusar al magnate de dedicarse a «encender los ánimos» para ampliar las divisiones, el odio y el miedo en el país.
Otras voces progresistas y de los principales sindicatos del país también intervinieron en la primera jornada de la convención, al igual que la mexicana Astrid Silva, indocumentada que llegó a EE.UU. en una balsa de neumáticos y conocida activista en favor de los inmigrantes, y celebridades como Demi Lovato o Eva Longoria.
El escándalo por la filtración de los correos, realizada por WikiLeaks, también empañó las horas previas al inicio de la convención, especialmente tras conocerse la renuncia de la presidenta del DNC, Debbie Wasserman Schultz. Sanders exigió el domingo la renuncia de Wasserman Schultz, quien horas después anunció que dejará el cargo cuando concluya la convención y también renunció a la tarea de inaugurar el cónclave, un rol que normalmente asume el líder de turno del DNC.
El lugar de la congresista por Florida en la apertura de la convención lo ocupó la secretaria del DNC, Stephanie Rawlings-Blake (alcaldesa de Baltimore), quien casi se olvida de dar el famoso martillazo de inauguración.
Durante toda la jornada, seguidores de Sanders protestaron en las calles de Filadelfia y, dentro de la convención, que se celebra en el pabellón deportivo Wells Fargo, muchos gritaban y abucheaban cada vez que se pronunciaba el nombre de Clinton. Mientras, los delegados aprobaron la plataforma del partido, el programa político a seguir durante los próximos cuatro años y que, gracias al empuje de Sanders, se ha convertido en la más progresista de su historia.
Este martes los delegados prevén votar para elegir oficialmente a Clinton como la candidata del Partido Demócrata a la Casa Blanca, en una jornada que contará con la intervención destacada el expresidente Bill Clinton.
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